Blog Post

LA SALUD MENTAL Y EMOCIONAL ES TAN IMPORTANTE COMO LA FÍSICA

Natalia Sanchidrian Polo • sept 04, 2021

 Historia de superación y generosidad: “Quiero ayudar con mi relato” . 
Ana M. Longo
Natalia Sanchidrián, autora y formadora en técnicas de la liberación emocional, asume un nuevo proyecto: reto 100 pruebas de fe, donde diversas personas comparten historias de vida y superación. Un nexo común es el miedo a expresarse con libertad. Su sobrino, Rubén Sánchez Sanchidrián, de 19 años, motu propio desea dar un paso adelante, contar sus vivencias con su tía y ayudar a otras personas. También bajo la protección y la ayuda de su madre Myriam Sanchidrián, deciden hablar del trastorno de Gilles de la Tourette, que le fue diagnosticado al joven cuando tenía nueve años en la consulta de neuropediatría.

Cuando Rubén Sánchez Sanchidrián tenía seis años, su familia comenzó a observar diversos tics que se alargaban en el tiempo. Y decidieron buscar información al respecto. “Encontré un trastorno que se relacionaba con lo que veía en mi hijo. Leí un libro con testimonios de padres en los que me veía reflejada. Los niños de los que hablaban tenían los mismos síntomas que Rubén. Las madres percibimos que algo no va bien. Yo sabía que mi hijo tenía algo que no era normal: los tics y su inquietud motora”, narra Myriam Sanchidrián.

Cuando al joven le diagnosticaron el trastorno, aunque le afectaba que le mirasen o escuchasen sus tics, no lo vivía como un inconveniente. No obstante, en cuarto o quinto de Primaria, las cosas cambiaron radicalmente. “Pasó una mala etapa con un profesor y dado a lo mal que le veía, convirtiéndose en un tema muy nefasto a nivel tics, decidimos cambiarle de colegio. Afortunadamente, todo fue a mejor”, expresa Myriam Sanchidrián.

Sánchez siempre ha tenido buenos amigos y no le supone un problema relacionarse. “No percibí el concepto de enfermedad puramente dicho. Más adelante tampoco lo viví como una traba salvo cuando los tics me entorpecían en algo que estaba haciendo. Y debo decir que hay casos más graves: aquellos asociados a otro tipo de trastornos”, asegura. ”Ahora hago vida normal, con más o menos tics. Ya no me importan. Los tics forman parte de mí, al igual que la repetición de palabras (ecolalia). Además, tomo medicación. Soy feliz y estoy bien. Lo que busco es una oportunidad en el campo laboral”, añade.

El joven subraya que actualmente sus síntomas son como un “popurri”, que dependen del día y de cómo se produzca su estado emocional. “No tengo problemas en expresar lo que me sucede si es necesario o alguien necesita saberlo. Si a alguien no le gustan mis tics que no los escuche”, agrega tajante. Su madre comenta que había una palabra malsonante, la única que decía, que empezaba por “p”, y que consiguió controlar pronunciando solamente “uta”. Además, sostiene que siempre se ha sentido apoyado por su familia, por médicos y otros profesionales. “Una persona que padezca de Tourette debe ser él mismo y rodearse de gente que le quiera de verdad”, incide. Sánchez añade que la música le ha servido de vía de escape: “Estopa, Los Delinqüentes o El Canijo de Jerez”.

Share by: